septiembre 30



he de hacerme a mí para no hacerme vieja







(díganle adiós a mi sonrisa sin un año más).


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la primavera no existe

el sol es un regalo. no olvido: se le rendía pleitesía. pero el esplendor me azora, demasiada soberbia del sol de enero. para mí la tibieza del sol en equinoccio. habemos viento, las hojas lo aplauden al pasar. salir al jardín césped tierno bajo la planta de los pies. mis plantas son mis raíces que se mueven. en el cuerpo se guarda la tibieza. dentro mío se puede ver el sol. la tierra húmeda se eleva hasta mi nariz. oleadas de verdor.

a finales de septiembre veo mejor con los ojos cerrados.

él era el chico más lindo del mundo

vivíamos con felicidad inquebrantable

daba igual si subíamos por las calles o si las bajábamos: siempre se nos iba el aire


los días empezaban igual

verlo al despertar

café sin azúcar /café con seis / café

cubría la luz que se colaba a la habitación con las manos


el tiempo quedaba fuera




aprendí a decir su nombre en primavera y que no doliera.

flores en invierno

el frío invierno arrebata todo.
dos flores menos en el jardín.

de niña quería que la primavera durara siempre, siempre flores, siempre el jardín, pero el viento arrecia y mis manos no aprendieron a detenerlo.


la higuera frente a mi ventana es solo ramas


el invierno arrebata las flores.